LA UNIDAD RELIGIOSA
La unidad religiosa se convirtió también en un objetivo prioritario de la nueva monarquía de los Reyes Católicos.
En primer lugar, se instó a los judíos a convertirse, y los que no lo hicieron fueron perseguidos y, finalmente,
expulsados de España en 1492.
A los musulmanes de Granada se les garantizó el mantenimiento de su religión y costumbres. Pero a partir de 1499 se impulsaron los bautismos obligatorios, lo que dio lugar a la aparición de los moriscos (musulmanes bautizados).
Finalmente, en el año 1502, se obligó a todos los musulmanes de Castilla a bautizarse o exiliarse.
Para controlar el mantenimiento de la ortodoxia católica y vigilar a los conversos, los Reyes Católicos instituyeron de nuevo el Tribunal de la Inquisición (1478), que se convirtió en el principal instrumento para conseguir la unidad religiosa.
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